lunes

La decisión fue de la soledad, no mía.

Somos llenos de inconformidades por vida natural, estoy sentada en el borde de una ventana que amenaza con dejarme caer, los pies se me congelan cada vez se ponen cada vez mas blancos y las uñas barnizadas con rojo #145 se pronunciaban mas, “¿Vas a tomarte el café?” así mismo como irrumpe una avalancha al silencio de la antártica interrumpió mis pensamientos banales la voz de quien me hace feliz de Viernes a Sábado, o es mejor aclarar que satisface necesidades del cuerpo más no las del órgano vital.

Camino dando tumbos, tan aturdida por la interrupción y abrumada aun por el frió que ahora se colaba por la camisa talla extra grande, que uso solo estos días porque me parece cómoda y porque al fulano le parece atractivo. El café y él están igual de fríos, igual de ajenos, esta tan ajeno a mi que no notó  mi cambio de color en el cabello, ¿Me hace el amor a mi o a mí cuerpo?,  ¿Era esto lo que en realidad es vivir con quien “amas”?, ¿Habrá notado que colgué nuestra foto en el marco principal de la sala? Preguntas tan absurdas, basteadas de respuestas que no concretaban pero que gritaban verdades en mi cabeza. Trate de ignorar lo que pasaba, quizás eran las hormonas.

Tome mi taza en forma de un corazón algo gastado, igual al que esta en mi pecho y él nuevamente decidió hablar. “¿Solo pasara esto? Me siento tan acompañado que estoy solo”, mi garganta recibió una visita rápida de un nudo tan fuerte como el de un niño explorador, pero no duro mucho el orgullo lo deshizo, “No me culpes, dejamos a la costumbre viviendo aquí” me di vuelta. Escuche la puerta cerrar a mis espaldas, se había marchado.

Cada domingo por la mañana era muy similar desde hace seis meses, jugábamos a querernos dos noches y tres días por semana, a veces o últimamente estaba en una noche y medio día, seguía percibiendo el olor de su perfume, retumbaba su voz en mi cabeza y sentía sus manos en mi cintura. Apile las pastillas, serví un trago seco y las tome sin querer mas. Me tambalee, sentí bajar pedazos de hielo en proceso de estado liquido por mi frente, me tumbé en mi escritorio, sentía ahogo, perdía la visión de mis pies, maldición eran pálidos con uñas rojas ¿Cómo no los iba a ver?

Fui resbalando hasta caer, el golpe contra el granito del apartamento no dolió, fue como tomar mi cama después de un día largo de estar huyéndole a la vida, un pedazo de nota rosada callo en mi cara, sin mucha fuerza vi que estaba torpemente rayada.



“Nos veo tan perfectos enmarcados al entrar a la casa, debo confesar que extraño tu liso casi de oro y el café ya no sabe a nada si no lo haces tu desnuda. Te pertenezco porque cuando te hago el amor, me despego del cuerpo y me siento fuera de orbita, silencio cariño mió. Que haz llegado sin aviso… Con amor, tú eterno”. Cerré los ojos y no los pude volver abrir.

1 comentario:

  1. Me encanto. Soy tu fan. Cada linea me llena hasta el alma. Me encanta que dejes a la imaginacion la otra parte de la historia, Es el regalo que nos das a nosotros los lectores. Magnifica, bravo !!

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